Me cruzo contigo en el pasillo: te miro, pero no te veo. Te tengo frente a mí, me hablas: te oigo, pero no te escucho. ¿No nos pasa esto a veces? ¿A que sí?
Lo peor es que casi nunca nos damos cuenta de que nos está ocurriendo y no somos conscientes de que, mientras hacemos eso, nos estamos perdiendo a la gente que nos rodea. Os proponemos un ejercicio para estas fiestas, en las que vamos a compartir mucho tiempo con familiares y amigos: veamos y escuchemos. Podemos hacer un ejercicio consciente y voluntario para que nuestros ojos y nuestros oídos no se pierdan detalle. Ya nos lo contaremos a la vuelta de vacaciones.
Para saber más sobre el tema, pincha en el enlace de abajo:
Diego Torres -
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