Llevaba tiempo pensando en pasarme a buscar unos libros sobre Inteligencia Emocional para llevarlos al Centro, pero hasta hoy no se habían cumplido todos los requisitos: la lista de libros decidida, las demás tareas hechas, el tiempo disponible, las ganas necesarias (pero el tiempo, sobre todo el tiempo...). Sin embargo, hoy se daban todos los requisitos, mira tú qué bien, así que, ¡hala!, esta tarde salí en medio de la ventolera borrascosa y me bajé a Eguiluz, cerca de la Plaza de Colón, porque sabía que allí iba a encontrar los libros que buscaba.
No imaginé que encontraría la librería cerrada, con el cierre metálico echado, las luces apagadas... ¿Qué ocurría? El cartel, nítido y visible delante de la puerta cerrada, lo explicaba a las mil maravillas:
¿Es o no es una buena razón para tener cerrada la librería un jueves por la tarde? A mí me parece que sí, sin duda, y me uno al festejo y a las felicitaciones por esos 100 años vividos, muchos de ellos junto a gente tan estupenda como el propietario de la librería. Ya me pasaré otra tarde en busca de los libros, en cuanto los requisitos necesarios vuelvan a darse, como hoy, y que no tarden mucho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario