Ayer por la mañana disfruté de un momento maravilloso de esos que cada vez se dan menos en nuestro trabajo, gracias a la sobrecarga de horas lectivas y al timbre que marca sin transición alguna el final de una clase y el comiemzo de la siguiente: estuve charlando un rato con cuatro compañeras. Ya sabía que a ellas les gusta este trabajo nuestro, pero ayer sentí de nuevo ese latido y una vez más aprendí de ellas.
Mari Paz nos contó que había estado en una conferencia que versó sobre cómo ser feliz en el trabajo, cada uno en el suyo, sea el trabajo que sea. Dijo que sería estupendo poder traer a nuestro centro al conferenciante y que todo el que quisiera pudiese beneficiarse de su sabiduría, porque hace falta ser feliz también en el trabajo, amando lo que hacemos, aun en las circunstancias menos favorables.
Echo de menos el tiempo necesario para compartir más momentos así. Echo de menos ir con menos prisas por los pasillos. Me gustaría poder dedicar unos minutos, después de que el timbre haya sonado, al alumno que pregunta una duda o quiere comentar un asunto cualquiera, sin tener que salir corriendo para no llegar tarde a la clase siguiente. Me gustaría disponer de más tiempo y más calma para poder comunicarnos y saber, entre otras cosas, que amamos lo que hacemos.
Son "pensamientillos" que no alcanzan el rango de pensamientos conscientes y están continuamente en nuestra cabeza, suscitando y alimentando con frecuencia nuestros miedos, convenciéndonos de que no vamos a poder lograr lo que nos proponemos, martilleándonos con su toxicidad, que nos limita. Ese monólogo interior nos acompaña siempre, si bien casi nunca le prestamos atención. Solemos ignorarlo y permenacer a su merced.
Este anuncio lo ilustra a la perfección:
Lo de "pensamientillos" se lo he tomado prestado a Santa Teresa de Ávila, es ella quien los llama así en Las moradas, y dice que son como "lagartijillas que por doquiera se meten". No son pensamientos procedentes de la reflexión, van y vienen, se suceden unos a otros de forma poco coherente y no solemos hacerles mucho caso. Por eso Santa Teresa sitúa su origen en la imaginación, a quien se refiere como "la loca de la casa", opuesta a la voluntad consciente y reflexiva.
Algunas de estas "lagartijillas" son completamente inofensivas, pero otras pueden envenenarnos, llenarnos de miedos, de dudas absurdas, de creencias limitadoras. A las primeras podemos dejarlas campar por nuestro interior e incluso sonreíles. Pero si sorprendemos a alguna de las segundas más vale que la espantemos de inmediato. No nos costará ni mucho esfuerzo ni mucho tiempo hacerlo. Propongo una práctica: prestamos atención a nuestro monólogo inerior en un momento cualquiera del día, lo observamos. ¿Qué ocurre cuando nuestro monólogo "se siente observado", cuando nuestras lagartijjilas advierten que las hemos visto? Dejamos luego "tranquilas" a nuestras lagartijillas y volvemos a prestarles atención en otro momento. Si sorprendemos a una lagartijilla de las peligrosas la identificaremos y la espantaremos. ¿Cómo espantar lagartijillas? Seguro que cada uno sabrá cómo hacerlo y podremos hablar de ello cualquier día de estos.
De nuevo aquí, después del veranito. Espero que hayamos disfrutado y recargado pilas para iniciar este curso de cambios que a la mayoría de nosotros, profesores, nos llenan de desánimo. Recortes en los presupuestos de los centros, compañeros interinos despedidos, menos profesores, más alumnos por aula, más horas lectivas, menos retribuciones... En estas circunstancias es fácil caer en el desencanto. Pero justo es ahora cuando todo lo que ya hemos aprendido sobre Inteligencia Emocional debe ayudarnos a echarle un pulso al desencanto. Y a ganarle.
Puede que los recientes cambios no nos gusten, pero nuestra profesión sigue gustándonos. Que no se nos olvide nunca. Nos gusta trabajar donde y con quien trabajamos. Tal vez tengamos que repetírnoslo miles de veces para recordar que tenemos un oficio maravilloso en el que tocamos el futuro cada día, en cada uno de nuestros alumnos y alumnas, cada vez que entramos en el aula, cada vez que los encontramos en los pasillos.
Cierto es que con frecuencia son precisamente nuestros alumnos los que alimentan nuestro desánimo. A veces sentimos que nuestro trabajo es baldío y que nuestros esfuerzos no se reflejan como quisiéramos en nuestros alumnos. Cuando esto ocurra, tendremos que recordar que nuestra tarea no suele mostrar frutos inmediatos, pero que nada de lo que digamos y hagamos con nuestros alumnos será en balde. Es el modelo "gota de agua". Las gotas de agua caen incansable y pautadamente sobre la roca. Aparentemente no hacen nada, solo caen y caen. Pero después de mucho tiempo la gota de agua labra un pequeño hoyito, moldea una estalactita, una estalagmita perdurables. Somos como las gotas de agua y la paciencia será una de las mejores herramientas con las que contaremos siempre para el desempeño de nuestro trabajo. Nada de lo que hacemos es inútil. Solo tenemos que saber esperar para ver los buenos resultados.
Por último, propongo que aprovechemos algunos de los desastres de esta crisis para hacer un sano ejercicio de empatía. Todos nos sentimos indignados y desmotivados cuando oímos decir a los políticos y a la opinión pública que trabajamos poco, que nuestras jornadas de trabajo son muy ligeras y que disfrutamos de unas vacaciones privilegiadas. Nos sentimos mal ante tales valoraciones porque olvidan mencionar nuestro trabajo silencioso, las muchas horas que, sin estar recogidas en nigún horario, de hecho dedicamos a preparar clases, a corregir ejercicios y exámenes, a formarnos, a participar en proyectos de innovación, a llevar a nuestros chicos a actividades extraescolares... Nos sentimos mal porque nadie menciona el clima de nuestras aulas, la tensión a la que con frecuencia nos vemos sometidos en el día a día y el desgaste emocional que ello supone... Aquí viene el ejercicio de empatía que proponía, porque si pensamos en cómo nos hace sentir todo esto, seremos perfectamente capaces de saber cómo se sienten a veces nuestros alumnos cuando les dedicamos nuestras críticas de forma continua y nos olvidamos de mencionar además algo positivo. No estoy diciendo que sea lo mismo, no digo que merezcamos lo que ocurre en estos momentos ni que hagamos a nuestros alumnos críticas injustificadas. Nada más quisiera recordar el efecto demoledor de las críticas a secas, de las críticas sin más, y el efecto beneficioso que la aprobación tiene en relación a la motivación.
Os dejo con un vídeo que nos propone Celeste en este principio del curso 2012-13, en el que vamos a tener que esforzarnos especialmente en ganarle el pulso al desencanto. Pero estoy tranquila, porque sé que sabemos cómo hacerlo y estoy segura de que vamos a lograrlo.
Dos meses con todos sus días hemos mantenido el secreto. Queríamos recaudar dinero para "Una Escuela Solidaria", destinado a la Ciudad de los Críos, en Mozambique. Así que nos pusimos hace ya tiempo a hacer germinar semillas y enraizar esquejes de plantas.
Al principio fue un trabajo silencioso y privado, que cada uno llevó a cabo en su casa. Para muchos fue una experiencia nueva ver brotar tallos y hojas de las plantas incipientes. Cuando las plantas hicieron caso de la primavera y crecieron, nuestro secreto salió a la luz, igual que ellas, y en el patio nos dedicamos a trasplantar y a cuidar del fruto de nuestro trabajo.
"¿Qué hacen estos de 1º E, ahí en el patio, todos los recreos?", se preguntaban al vernos. Era aún nuestro secreto, y lo que hacíamos era dar lo mejor de nosotros mismos.
Nos manchamos las manos de tierra.
Disfrutamos del placer de trabajar juntos.
Etiquetamos plantas y aprendimos a no etiquetar a las personas, entre otras muchas cosas.
Ayer fue el gran día: desvelamos al fin nuestro secreto a todos, inaugurando el mercadillo de plantas para el Día de la Madre, que ha continuado hoy y terminará mañana, con un éxito que nos tiene emocionados.
Hemos hecho turnos para que nadie en 1º E se quede sin vivir la experiencia de la venta de plantas.
Estamos satisfechos y felices, y no queremos perder la ocasión de agradecer a Laura N. y al Centro Especial de Empleo San Jorge su generosidad al proporcionarnos las macetas que utilizamos en este proyecto.
Llegó este curso a nuestro centro cargada de energía y de proyectos. Fue la primera diectora del IESO "Vía Dalmacia" de Torrejoncillo, pero a pesar de haber empleado allí todas sus energías, Victoria se apunta a las "energías renovables" y aún le quedan para derrocharlas con nosotros.
Entre sus proyectos en Torrejoncillo estaba conseguir que la biblioteca creciese y se ubicase en un lugar del centro abierto al pueblo. Acaban de inaugurar esa biblioteca que lleva el nombre de Victoria Rodrigo en el IESO de Torrejoncillo. Qué suerte han tenido allí de tenerla a ella. Qué suerte la nuestra ahora de tenerla con nosotros.
Un antropólogo propuso un juego a los niños de una tribu Africana. Puso una canasta llena de frutas cerca de un árbol y le dijo a los niños que aquel que llegara primero ganaría todas las frutas.
Cuando dio la señal para que corrieran, todos los niños se tomaron de las manos y corrieron juntos, después se sentaron juntos a disfrutar del premio.
Cuando él les preguntó por qué habían corrido así, si uno solo podía ganar todas las frutas, le respondieron: UBUNTU, ¿cómo uno de nosotros podría estar feliz si todos los demás están tristes?
UBUNTU, en la cultura Xhosa significa: Yo soy porque nosotros somos.
Es un secreto, por eso no podemos contarlo todo, todavía no. Sí os avanzamos que en 1º E nos hemos puesto a cuidar esquejes de plantas y a hacer germinar semillas de flores. Vigilamos los tallos, escrutamos los brotes, nos asombramos con la velocidad con la que se desarrollan los cotiledones.
En estos momentos están brotando las semillas de las ipomeas, que pronto treparán para abrir el regalo de sus flores:
Sus hojas tienen el color de la esperanza y la forma del corazón. Sus flores duran un solo día, pero brotan nuevas flores cada vez que sale el sol, incansables como el sol mismo.
Todavía no has adivinado, ¿verdad?
Bueno, ten paciencia. Pronto sabrás más, pero por ahora este es nuestro secreto, el secreto de 1º E. Un secreto del corazón.
La facilidad de comprensión del funcionamiento del semáforo para los niños hace que podamos emplear la Técnica del Semáforo como estrategia de aprendizaje para muchas situaciones, tanto en casa como en el colegio.
Esta técnica está especialmente indicada para la enseñanza del Autocontrol de las Emociones Negativas: Ira, Agresividad, Impulsividad, etc.
Este recurso resulta esencial en estos momentos dada la importancia de educar en actitudes de tolerancia, respeto, convivencia… La sociedad está siendo cada vez mas consciente de la necesidad de erradicar fenómenos de violencia y bullying en los centros educativos, resultando prioritario la educación de los aspectos emocionales de la inteligencia.
Pasos para la enseñanza de la Técnica del Semáforo:
1. Asociar los colores del semáforo con las emociones y la conducta:
a. ROJO: PARARSE. Cuando no podemos controlar una emoción (sentimos mucha rabia, queremos agredir a alguien, nos ponemos muy nerviosos…) tenemos que pararnos como cuando un coche se encuentra con la luz roja del semáforo.
b. AMARILLO: PENSAR. Después de detenerse es el momento de pensar y darse cuenta del problema que se está planteando y de lo que se está sintiendo.
c. VERDE: SOLUCIONARLO. Si uno se da tiempo de pensar pueden surgir alternativas o soluciones al conflicto o problema. Es la hora de elegir la mejor solución.
Para asociar las luces del semáforo con las emociones y la conducta se puede realizar un mural con un semáforo y los siguientes pasos:
Luz Roja:
1- ALTO, tranquilízate y piensa antes de actuar
Luz Amarilla:
2- PIENSA soluciones o alternativas y sus consecuencias
Luz Verde:
3- ADELANTE y pon en práctica la mejor solución
2. Aprender formas de controlarse:
Podemos comenzar pidiendo a los niños que hagan una lista de lo que pueden hacer para calmarse en una situación conflictiva. Lo normal es que entre todos surjan diferentes posibilidades, como distanciarse físicamente de la situación (alejarse del lugar, no volver hasta estar tranquilo), distanciarse psicológicamente (respirar profundamente, hacer un rápido ejercicio de relajación, pensar en otra cosa), realizar alguna actividad distractora (contar hasta 10, pasear, hablar con un compañero) etc.
Cuando los niños se dan cuenta de que existen muchas maneras de pararse y calmarse, se trataría de ver cuáles serían las mejores para cada uno.
Como padres o educadores podemos ayudar en esta fase proponiendo alternativas educativas que no se hayan planteado, por ejemplo respuestas incompatibles a “llegar a las manos” (cruzar los brazos, alejarse rápidamente del lugar, meter las manos en los bolsillos, etc.)
3- Hacer prácticas de autocontrol a través del Role-Playing:
El profesor y los compañeros servirán de modelo de conductas de autocontrol y cada uno tendrá ocasión de verse en una situación en la que tiene que poner en práctica lo aprendido.
4- Utilizar semáforos como estímulos discriminativos:
Colocaremos semáforos en diferentes lugares del colegio, de esa manera se harán conscientes de que deberán pararse, pensar y solucionar pacíficamente sus conflictos, o mejorar su estado emocional.
Al llegar verás un arcoiris, un paisaje verde, alguien que se hace preguntas y mucha gente pequeña, haciendo cosas pequeñas y encajando las piezas de un puzzle. En la parte inferior izquierda verás nuestro logotipo, que presentaremos en breve, donde se retoma la imagen del puzzle cuyas piezas encajan.
¡Estamos de estreno! Y todo gracias a Rafael Quintero, nuestro compañero de Artes Plásticas, quien nos ha hecho este maravilloso regalo.
Hoy, día de San Valentín, vino María Ortuño en la hora de Tutoría de 1º E. Como ya nos conocíamos todos y la sesión anterior lo habíamos pasado tan bien con ella, estuvimos entre amigos.
Hablamos del amor, cómo no, y de muchas otras emociones. Y jugamos, y nos dijimos piropos, y hojeamos libros maravillosos, y comimos piruletas que tenían forma de corazón.
Hemos quedado para otro martes de emociones, ya en el mes de marzo, con María y 1º E (con E de e-m-o-c-i-o-n-a-n-t-e).
(Un cuento de Mario Benedetti de parte de Carmen García)
Cuenta la leyenda que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres. Cuando el Aburrimiento había bostezado por tercera vez, la Locura, como siempre tan loca, les propuso:
- ¿Jugamos al escondite?
La Intriga se levantó con los ojos fruncidos, y la Curiosidad sin poder contenerse preguntó:
- ¿Al escondite? ¿Y cómo es eso?
Es un juego – explicó la Locura – en el que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón mientras ustedes se esconden y, cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes que encuentre, ocupará mi lugar para continuar el juego.
El Entusiasmo se halló secundado por la Euforia. La Alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la Duda, e incluso la Apatía a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar La Verdad prefirió no esconderse; ¿para qué? Si al final siempre le hallaban. La SOBERBIA opinó que era un juego muy tonto (en el fondo, lo que le molestaba era que la idea no había sido suya), y La Cobardía prefirió no arriesgarse.
- Uno, dos, tres….- comenzó a contar la Locura. Terminar de leer el relato pulsando el enlace:
Llevo deseándole feliz año a todo el mundo desde el 1 de enero. A lo peor parece que es un lugar común, una costumbre, una frase hecha, pero es que estrenar algo (unos humildes calcetines, un amor, un año con 365 días enteritos a nuestra diposición...) siempre me ha parecido un acontecimento digno de mencionar. Por eso no me privo de formular en voz alta mi deseo, pues, además, creo que deberíamos hablar más de la felicidad conseguida y de la felicidad proyectada que de nuestras batallas definitivamente perdidas. Cuestión de peso, cuestión de decidir hacia dónde queremos que se incline el fiel de nuestra balanza.
Y no dejemos que a nuestros deseos de felicidad se los lleve por delante la crisis de la que oímos hablar a todas horas y cuyas consecuencias nos rodean. Crisis es el comienzo de crisálida, es cambio, movimieto, imaginación, creatividad, impulso. Quien sobrevive a todo esto renace con la nueva forma de una fascinante mariposa. Sea la crisis que sea, sea el cambio que sea, siempre existe la posibilidad de encontrar una nueva posibilidad de disfrutar de la vida. Ese es mi deseo: feliz 2012, feliz falsa etimología.